Maremágnum… Don Fernando

Mario Vargas Suárez
Fernando Fernández-Savater Martín, es un español nacido en San Sebastián, a mediados de 1947, destacándose en el mundo de la filosofía y calificado como un intelectual español, por ser novelista y autor dramático, destacado en el campo del ensayo y el artículo periodístico.

Fernando Savater, como se le conoce en el mundo del intelecto, ha sido catedrático de varias universidades, entre ellas la Autónoma de Madrid, la Complutense de Madrid y la del País Vasco.

Dentro de la literatura destacan las obras: Ética para Amador, Política para Amador e Historia de la Filosofía sin Temor ni Temblor. Don Fernando ha recibido entre otros, los premios: Ortega y Gasset, Planeta, Anagrama y Ver Todos.

La imagen de Fernando Savater viene a este espacio, por un artículo que publicó recientemente en el periódico español El País que titula Ángeles y como cintilla y remate de su columna escribe: “Me abruma que el cretinismo puritano de sacristanes y petardas alcance definitivamente estatura universal”

Anticipo a usted que la palabra cretinismo es una enfermedad que se caracteriza por un déficit permanente en el desarrollo físico y psíquico del individuo, acompañada de deformidades del cuerpo y retraso de la inteligencia; es debida a la falta o la destrucción de la glándula tiroides durante la etapa fetal. Coloquialmente se puede traducir como estupidez… idiotez.

El filósofo español se refiere con estos términos a la determinación del Ministerio español en contra de su compatriota, el tenor Plácido Domingo, cuando éste asumió su responsabilidad al lamentar los sufrimientos que su comportamiento en el pasado hubiera podido causar a varias mujeres.

Desde su columna periodística Fernando Savater afirma que fue mala idea, porque ¿se declaró culpable? ¿De qué? Según el informe la fiscalía: “desde el flirteo hasta proposiciones sexuales, dentro y fuera del ámbito de trabajo”.

Irónicamente el filósofo califica de ‘graves indecencias’ el flirteo, pero de ninguna manera delitos, pero con la proximidad del Día de la Mujer y el mal actuar de muchas autoridades, el hombre ha sido acusado sin tregua.

¿Pudiéramos creer en el arrepentimiento sincero del cantante de ópera? Sobre todo por la avalancha de reclamos que le han caído encima… y su edad, casi 80 años, con una carrera artística como pocos hombres o mujeres.

El ministerio de Cultura, que dirige el Teatro de la Zarzuela en España, ha rescindido los compromisos que tenía para próximas actuaciones y la reflexión que escribe Savater es “Sorpresa: no contrataban a Domingo por su voz, sino también por su moralidad. Quizá para La Traviata dudaron entre él y el padre Ángel, que canta algo peor, pero se porta mejor con las chicas.”

Remata su columna de opinión el español con preguntas simples, refiriéndose a las autoridades de su país: “¿Se centrará su vigilancia solo sobre temas galantes o se extenderá a otras formas de impiedad religiosa, estética o higiénica? ¿Se husmeará también la bragueta de los futbolistas o se ceñirán al género lírico… masculino, claro?

Con seguridad un buen número de aficionados a la música lamentan que acabe de esa forma la trayectoria del tenor dramático más genial del último siglo. Y termina como empezó: “Lo que a mí me abruma es que el cretinismo puritano de sacristanes y petardas alcance definitivamente estatura universal.”

En este tenor, un giro diferente se vivió en México El Día Internacional de la Mujer 2020, porque ahora algunos varones vivieron el acoso de redes sociales y los canales de comunicación habituales, cuando las mujeres se quejan: ¡No me digas guapa, tengo nombre y soy mujer!

En las universidades y preparatorias el domingo 8 de marzo hubo denuncias anónimas contra profesores porque llaman a sus alumnas: “mijita… mi reina” o les recomiendan no usen escotes tan pronunciados o se presenten al aula en short.

Soy de los que opinan que el movimiento vivido en el 8 y 9 de marzo es auténtico para el respeto a las mujeres. Pero también estoy convencido de que hubo quien lo ensució.