Mario Vargas Suárez
La credibilidad es un grave problema al que se están enfrentando las autoridades del tema que me diga, desde el gobierno en los cargos ínfimos, hasta los más encumbrados.
La facilidad de comunicación, gracias a internet -en su génesis fue conocida como La Autopista de la Información- jamás se dimensionó el poder que adquirió y por la misma popularidad en su manejo, ha venido a generar una confusión comunal, donde más importa compartir que verificar la veracidad del hecho.
Usted sabe que gracias a la comunicación que brinda internet, los hechos del pasado y del presente con mucha facilidad se pueden divulgar, sin considerar la validez y confiabilidad de lo que divulga y es ahí precisamente donde está el problema.
La credibilidad es básica en la confianza del ser humano, porque ella da certeza en la población para creer en lo que le digan y hasta se puede ilustrar, pero para cualquier sentido: verdad o mentira.
El problema de la credibilidad es uno con el que tendrán que luchar los ciudadanos que buscan las simpatías de los electores del próximo 5 de junio en seis estados de la República donde se elegirá gobernador.
En Tamaulipas tenemos la experiencia del cúmulo de mentiras, improperios de toda naturaleza hacia los candidatos, colaboradores y familiares, de candidatos de otros tiempos. Mentiras difundidas por redes sociales y nunca fueron sancionados, pese a las denuncias que se hicieron por los afectados, pero también hubo omisiones por considerar inútiles las protestas.
En Tamaulipas hasta el momento los tres únicos aspirantes a candidatos o precandidatos a gobernador son tres varones (no hay mujeres hasta ahora) quienes buscan ser certificados por las bases de sus partidos políticos.
En orden alfabético los que aspiran a ser los abanderados del partido que lo postula son: Arturo Diez Gutiérrez, por el Movimiento Ciudadano; la Coalición ‘Todos por Tamaulipas’ (PAN, PRD, PRI) César Verástegui Ostos y la otra Alianza ‘Juntos Haremos Historia’ de (Morena, PT y Verde) que designó al Dr. Américo Villarreal Anaya.
Desde luego que los soberbios de siempre, sin importar el partido o coalición, no están convencidos del tema de la credibilidad, por lo que hasta el momento no se ha detectado un cambio en las estrategias de persuasión en favor de ningún candidato.
Sin espíritu de escobeta o estropajo, me parece que el mejor ejemplo de la falta de credibilidad es la figura del Dr. Hugo López Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y hombre fuerte del sexenio en el tema no solo del COVID-19, sino de Salud Pública nacional.
Lo más reciente del galeno del sexenio, es su declaración sobre la nueva variante de covid-19, ómicron, afirmó que el ‘bichito’ “…es más parecida al catarro común” por lo que pidió a los ciudadanos no entrar en pánico.
Son tres opciones a las que llega el ciudadano: Uno, los que menos creen lo que dice el Dr. Macabro; dos, los que no dan credibilidad en nada de lo que dice el consentido del presidente López; Y tres, los mexicanos que hacen caso omiso de lo que dice el galeno de la pandemia.
Los que saben o presumen de saber, aseguran que la variante ómicron, verdaderamente es muy parecida al catarro común, pero en contradicción a lo que dice el
Dr. López, la probabilidad de contagio es muy rápida, aunque menos agresiva que el COVID-19 que provoco la pandemia.
En este mismo sentido de la credibilidad ¿cayó contra López Gatell?
Desde enero del año pasado, hubo dudas sobre el contagio presidencial y para muchos fue un simulacro, un mal teatro.
Esta vez, el lunes 10, quienes vieron La Lagañera, pudieron percatarse de la voz grave o ronca del presidente López y finalmente se sabe de un segundo contagio de Covid, pero desde el Secretario de Gobernación hasta el Dr. Gatell aseguran que Manuel López está bien.
¿Hay descrédito presidencial?
Para un buen sector de la población sí, por el mundo de contradicciones en el que ha caído. Sumados los reiterados ataques a quienes de plano cuestionan o de plano rechazan las políticas que señala el originario de Macuspana, Tabasco y que hasta les ha indilgado sobre nombres nada aceptables.
El presidente López Obrador está contagiado de COVID, es duda de muchos. Así de grave es el problema de credibilidad que muchos electores tenemos en distintos contextos y que es claro, deben considerar los operadores de campaña de los tres precandidatos.