Mario Vargas Suárez
Sin duda que en opiniones hay diversidad de puntos de vista en temas que son neurálgicos. También es justo decir, hay criterios que se unifican hasta por obviedad.
En este sentido me refiero a la noticia que desde ayer está circulando en redes sociales sobre el regreso a las clases presenciales en todos los niveles escolares. Incluso hay publicaciones aparentemente firmadas por el titular de Educación de Tamaulipas, Mario Gómez Monroy.
Sin embargo, en comentarios privados de profesores, comentan desconocer la determinación oficial, porque “…a mí nadie me ha dicho nada…” escribió por WhatsApp la maestra de escuela primaria Martina Torres Mujica, “…primero está mi salud y la de mis alumnos…”
Una realidad innegable es que el COVID-19 ha lastimado no solo la educación en Tamaulipas y México, renglones como la economía, la misma salud, los servicios y hasta el empleo formal e informal se han visto afectados en grado superlativo.
Los comerciantes, respetuosos de las autoridades, han soportado no solo las bajas ventas -de todos los giros- sino hasta el cierre del negocio para ya no pagar servicios y empleados.
En educación, los profesores tuvieron que comprar computadoras para él y su familia; contratar servicio de internet, sin que la Secretaría de Educación Pública, destine un sobresueldo por ello.
Por si fuera poco, la gran mayoría de los docentes carecían del conocimiento y dominio de habilidades computacionales; métodos y técnicas de la educación a distancia. Luego entonces, tuvieron que buscar capacitación, que la SEP no les dio.
“Como Dios me dio a entender preparé material y con el viejo principio de ‘echando a perder se aprende’, inicié las clases en línea con mis alumnos y valla que ellos también aprendieron de otra forma …” declaró el profesor Jorge Jaramillo Gómez, de la escuela primaria Leyes de Reforma de una comunidad rural en el otrora 4º Distrito.
Es una triste realidad que estos, casi dos años de pandemia, todos los niveles del Sistema Educativo Nacional se han retrasado. Aunque existen opiniones -nada desfasadas de la realidad- que aseguran la pandemia ha sido la causa no solo del estancamiento, sino del retraso.
En la escuela primaria había niños, por ejemplo, que dominaban las tablas de multiplicar y ahora, con la educación pandémica, no resuelven multiplicaciones simples. Dígame que no fueron aprendizajes significativos, pero es ahora la realidad.
Comparto la opinión de que muchos padres de familia se ven obligados a dejar solos a sus hijos: frente a la computadora, celular o televisión, aparentemente tomando sus clases. Reconozco la participación permanente de un adulto en la supervisión de los escolares en sus clases en línea.
También hay papás que simultáneamente a sus hijos, realizan su home office, porque así lo exige la empresa o institución donde labora. En estos casos la calidad de las dos acciones no son las óptimas.
Otra realidad es que los escolares de todos los niveles, no están acostumbrados a estar tantas horas frente a la pantalla y los distractores son múltiples como para abandonar sistemáticamente el curso de la clase.
¿El que los niños, adolescente y jóvenes regresen a la escuela es conveniente, por salud?
Parto del hecho de que las escuelas privadas han sufrido una deserción fuerte de estudiantes (clientes) para incorporarse a la escuela pública, sin que haya aparentemente un cambio en educación de los alumnos.
Según la experiencia que hemos adquirido con la Pandemia del COVID-19, el virus no reconoce edad, raza, sexo, nivel socioeconómico, escolaridad, ocupación, etc., etc., y si bien no teníamos reporte de niños contagiados, ahora ya aparecen y hasta defunciones, pocas, pero las estadísticas ahí están.
Hace unos meses, en un intento federal por regresar a clases, en la CDMX, dieron el banderazo para abrir las puertas de las escuelas de Educación Básica, ‘cuidando observar’ las recomendaciones de la Secretaría de Salud y del pariente del presidente, el Dr. Hugo López Gattel y para desgracia de los niños y sus papás, en preescolar, primaria y secundaria se dieron no solo contagios, sino muertes, lo que terminó por regresar a la educación en línea.
Mario Gómez Monroy, titular de Educación en Tamaulipas, insiste que el regreso es gradual y voluntario, además ofrece brindar todo el apoyo que las escuelas requieran, aunque algunas de ellas se ven en completo abandono.