-Omar Hernández, Zuleyma García, Alejandra Zárate, Blanca Elizabeth Carmona

En la última semana, MILENIO documentó al menos seis incidentes de menores de edad que terminaron en tragedia. El lunes pasado, Abner, un estudiante de primaria, murió ahogado en el Colegio Williams durante su clase de natación; el miércoles, Rodrigo, de apenas 7 años, fue víctima mortal de un accidente en Ecatepec, Estado de México, ocasionado por un conductor que circulaba a exceso de velocidad.

El jueves dos hermanas perdieron la vida mientras se dirigían a un concierto al caer en una alcantarilla sin tapa, una de ellas era menor de edad; ese mismo día en Ciudad Juárez, Chihuahua, un menor de edad, cuya identidad es reservada, fue baleado afuera de un Kinder, su padre no sobrevivió al ataque, mientras que él permanece delicado en el hospital.

Este viernes Carlos, primo de “calcetitas rojas” de apenas 5 años, fue localizado sin vida en su propio domicilio en Chimalhuacán, luego de reportarse desaparecido hace tres días; también ayer, un menor de edad perdió la vida al caer sobre el domo de un deportivo en Ciudad de México. Mientras en Loreto Zacatecas, una niña y su abuelo murieron en el fuego cruzado de un enfrentamiento entre civiles armados.

Cada una de estas lamentables muertes entrañan la negligencia de la sociedad y de las instituciones ante la desprotección de niños, niñas y adolescentes, refirió en entrevista Juan Martín Pérez, coordinador de Redes Tejiendo Infancia en América Latina y el Caribe.

“La respuesta que suelen tener las autoridades ante estos hechos suele ser de poco interés, en gran medida con bastante negligencia y revictimizante”, aseveró el activista, “seguimos lamentándolo pero no hay una exigencia de justicia y la respuesta de las autoridades sigue siendo la misma: como ya pasó, ya no se puede hacer nada”.

De acuerdo con un cruce de datos que realizó la Red por los Derechos de la Infancia en México, cada mes en el país se registran aproximadamente mil 200 niños, niñas y adolescentes con lesiones, lo que da cuenta de que las acciones preventivas no son suficientes para garantizar la seguridad de la población infantil y adolescente, pues esta cifra no ha disminuido en una década.

“Si la estadística te dice que cada mes hay mil 200, es que no se está moviendo nada para prevenir estas lesiones”. De acuerdo con el Código Penal Federal, las lesiones, particularmente aquellas que tardan más de 15 días en sanar o que ponen en riesgo la vida, deben ser investigadas para identificar las probables responsabilidades, ya sea de personas adultas o de las autoridades. No obstante, la realidad es otra:

“La revictimización de las autoridades en contextos de presuntos actos del crimen organizado es automática, al señalar que el padre (o familiar adulto implicado) era también probable vinculado al crimen, esto da una especie de justificación del asesinato y las autoridades se quitan la presión para investigar y claramente estos hechos nunca se investigan porque quedan como un acto entre conflictos de criminales”, detalló el titular del organismo.

“Un niño o una niña, sin importar a qué se dedica su papá, su mamá o el contexto en el que se dieron los hechos, necesita protección reforzada, si realmente asumiéramos que estos son hechos no deben de suceder, tomaríamos medidas preventivas, no hablaríamos de mil 200 cada mes y no estaríamos hablando de que se mantienen 6.7 o 7 homicidios de esta población al día, como lo hemos reportado hace varios años”.

Y no solo en contextos de violencia, casos como el del pequeño Rodrigo van de la mano con la inseguridad peatonal, ya que fue arrollado mientras atendía un puesto ambulante junto a su mamá. Una motocicleta y un auto particular fueron los culpables de su muerte, pues no hubo vigilancia que interviniera en el conflicto que ambos vehículos traían desde varios metros atrás, permitiéndoles el exceso de velocidad.

“Tener un puesto sobre la avenida es incorrecto, no hay una garantía de seguridad para nadie, pero no es la responsabilidad de las familias, están sobreviviendo, es la responsabilidad de las autoridades de forma preventiva”, puntualizó el experto en infancias.

Las aceras y avenidas constantemente se interrumpen para fines comerciales o peatonales ante las fallas de seguridad vial, “obviamente el contexto es de inseguridad económica y alimentaria, en términos de un espacio público y que tristemente está directamente vinculado con las condiciones de precariedad y pobreza de más de la mitad de la población, esto los deja en desventaja ante cualquier hecho”.

En ese contexto, Juan Martín Pérez recordó que “toda forma de violencia es prevenible y ninguna forma de violencia es justificable”.

Ayer fue sepultado en el Estado de México, Rodrigo, el niño de 7 años que murió en Avenida Central después de que un auto intencionalmente atropellara a un motociclista y se impactara en un puesto donde el menor estaba con su madre.