CLICK…EN PEDAZOS CAE PODER DE LOS CABEZA DE VACA

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Aníbal Martínez
Altanero, grosero, auténtico peleador callejero, importamadrista,
controlador, violento y frío, perseguidor de sus enemigos, calculador, revanchista, así ha sido la vida política de Francisco Javier García Cabeza de Vaca. En síntesis, un ser humano lleno de maldad y odio.
Todo lo anterior se vivió en un sexenio, que durante la campaña política para llegar a gobernador de Tamaulipas, fue vendido como ‘los vientos del cambio’. Atrapo a los votantes y lo llevaron al triunfo. A eso hay que agregarle los pactos, en lo oscurito, para ceder el poder ejecutivo de nuestro estado al PAN.
Cientos, principalmente políticos opositores, fueron ‘cazados’ por Cabeza de Vaca, usando las leyes para maniatarlos y someterlos a sus deseos.
Más de un panista puede dar cuenta como el ex mandatario los acorraló y los encerró en la cárcel, por ser de equipos o grupos contrarios de su mismo partido.
En los círculos políticos era común escuchar el comentario que algunos ex gobernadores, cuando no eras afín a ellos, te bloqueaban o mandaba a alguien a negociar contigo para encauzarte, pero que Cabeza de Vaca simplemente te podía violentar.
Cabeza de Vaca se convirtió en un auténtico dictador. En su partido borró la democracia interna, algo que fue orgullo para los militantes. Todos los cargos electorales, antes de su postulación como candidato a gobernador, se conseguían en las urnas. Daba gusto ver como, hasta un cargo de regidor se disputaba en las urnas.
El selló de su gobierno lo vimos apenas unos días de que llegó a Palacio de Gobierno.
Un pequeño grupo de colonos, encabezado por un ‘líder’, se atrevió, micrófono en mano, a llamarlo corrupto. A las pocas horas el dirigente estaba en el cereso de Tamatán. Con ese ejemplo, coartaba la libertad de expresión y de reunión, consagrados en la Constitución Mexicana, mandó señales de que no estaba dispuesto a escuchar las críticas.
Pero todo tiene un fin, nada es eterno.
A los Cabeza de Vaca se les diluye el poder, se van quedando sin aliados, principalmente en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que les regalaban amparos, para proteger sus ilegalidades.
El Jefe de esa familia mafiosa, Francisco Javier, se encuentra autoexiliado en los Estados Unidos, mientras que su hermano Ismael, enfrenta enormes escollos legales para protestar como diputado, plurinominal obviamente.
Ellos, los panistas caídos en desgracia por el voto popular hicieron leyes para protegerse. Hoy el Congreso del Estado, poco a poco las está echando abajo. La próxima legislatura será la encargada de reencauzar las normas para acabar con el mal uso que esa pandilla hizo del poder legislativo.

La vida da vueltas. Estuvieron arriba y no supieron ganarse el respeto de los tamaulipecos. El gobierno cabecista fue auténtico desastre, económico y político, hoy que están abajo, queda un hilo de esperanza que paguen, con cárcel, los excesos que tanto dañaron a nuestro estado.