ANIBAL MARTINEZ
Grave es la situación que se vive al interior del cabildo local.
El presidente municipal, enfrenta una rebelión de síndicos y regidores… de su mismo partido.
Para comprender este hecho, hay que irse poco más de 3 años atrás.
En la segunda campaña de Lalo Gattás, para la presidencia municipal, apareció de pronto una figura femenina: Lorena Zapata.
Y lo hizo con un poder inusitado, porque se le confió el contacto directo con grupos de la ciudad y el campo. Ella los atendía, políticamente hablando. Si deseaban hablar con el candidato, Lorena era el filtro, fueran de la ciudad o del campo.
Así de pronto, surgío una figura dentro de la campaña con poder de decisión y mando.
No se entendía cómo y por qué figuraba en la planilla a la presidencia municipal como regidora.
En los eventos de campaña, el equipo se le cuadraba, síntoma inequívoco que pesaba dentro del grupo.
Más poder demostró, cuando en la primera Sesión de Cabildo, pidió licencia para abandonar su encargo como regidora y unos minutos después fue nombrada como titular de la Secretaría de Bienestar Social del Ayuntamiento.
Le confiaba el presidente municipal, una dependencia clave para el manejo político de la comunidad, principalmente de sectores populares.
Lorena Zapata sería el enlace entre miles de victorenses con Lalo Gattás, teniendo como base los programas sociales.
Sin embargo, sus primeras acciones no fueron para beneficiar a las masas, sino que se dedicó a colocar a una cauda de parientes en toda la administración municipal, obviamente con compensaciones muy altas.
Esa acción fue otra muestra de su inusitado poder, al interior de la administración local.
En los primeros meses, Lorena Zapata desplegó una campaña de posicionamiento personal en redes sociales. Se auto promocionaba con un fin: ser candidata a diputada local, usando como base su trabajo en el Ayuntamiento.
Sin embargo, se olvidó de crear una estructura en favor del presidente municipal. A los Comités de Bienestar llegaron sus conocidos, dejando a un lado a los auténticos líderes, esos que se mueven en territorio. Es decir, trabajaba para ella y sus fines futuristas.
Cientos de veces hubo quejas por ese motivo, nadie las atendió.
Esos Comités siempre han sido claves para afianzar y promover la figura del presidente en turno. Fue un descuido imperdonable.
La gran mayoría de líderes fueron marginados. No podían acceder con sus peticiones ante la autoridad local, porque tenían que pasar por la aduana, llamada Lorena Zapata.
Fueron 3 años para construir una infraestructura fuerte y sólida pro Morena.
Muchas veces asistí al arranque o inauguración de obras y siempre acompañaban al presidente municipal las mismas caras: unas 15 o 20 personas que aplaudían y le echaban porras, del grupo de Lorena Zapata. Rara vez hacían acto de presencia, los vecinos beneficiados con las obras.
Era obvio que los Comités de Bienestar no estaban funcionando y este era un llamado de alerta a lo que podía suceder en el proceso electoral 2024 para el Ayuntamiento, pero que, también, se dejó pasar. No se contaba con una estructura bien armada para apuntalar al presidente municipal Lalo Gattás, en su reelección.
Fue necesaria crear una estructura paralela, que fue bien operada durante la campaña, así como el día de las elecciones y después de las mismas (para las negociaciones pertinentes).
Vale decir que, una hermana de Lorena Zapata, es ahora regidora.
El 1 de Octubre, mientras en la Sala del Cabildo los Morenistas se rebelaban a la orden del día, y por lo tanto impidieron que se llevará a cabo el nombramiento de los funcionarios, que por orden del Código Municipal tienen que ser aprobados por Síndicos y Regidores, Lorena Zapata entraba y salía de la oficina del presidente municipal con una figura de triunfadora.
Le pregunté, si iba a algún cargo: ¿Usted que cree? Me respondió, con una enorme sonrisa.