MAREMÁGNUM… RETROGRADAS, EL ADJETIVO

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Mario Vargas Suárez

Estoy de acuerdo con aquellos que aseguran tenemos la capacidad de sorprendernos de todo aquello que signifique novedad. Cuando se pierde ese sentido, entonces es porque la vida del ser humano terminó.

Lo anterior tiene sentido cuando leo a un colega de la pluma, asegurar que “El SNTE… Tiene en sus filas a más de dos millones de trabajadores… Pero no debería ser fuerte solo por su membrecía, sino porque se trata de los maestros, una parte del ala pensante de la sociedad mexicana.”

Sigo la lectura de la columna titulada Relevo SNTE, publicada ayer en un periódico local y dice: “…deberían ser un ejemplo a seguir para otros segmentos de la comunidad, por su desempeño en el aula, su vida privada y la vida sindical…”

Las loas siguen hacia el magisterio nacional y hasta aquí existe congruencia de pensamiento con quien este espacio escribe, pero la inconformidad que presento es cuando el citado periodista escribe: “Sin embargo, en la cruda realidad, el sindicalismo magisterial en el país, es muy retrógrada, pues se basa en el liderazgo vertical y sumiso a la autoridad en turno.”

Según entiendo la palabra ‘retrogrado’ significa retroceso… hay quien asegura se trata de un término vinculado al verbo retrogradar, que se deriva de retroceder en el tiempo… quien es retrógrado, por lo tanto, se opone al progreso y a la actualización.

Otros aseguran que la palabra ‘retrograda’ es un adjetivo “Hay ciertas formas de entender la vida que no encajan con el tiempo presente, por lo tanto cuando alguien tiene planteamientos o ideas del pasado se dice que es retrógrada. Es decir, anticuado, carca, desfasado o reaccionario.”

La pluma que cito, se basa en que el lunes pasado, el pleno del Consejo Nacional del SNTE, compuesto por el Comité Ejecutivo Nacional y los Secretarios Generales de las Secciones del país, encabezado por su nuevo dirigente ¿interino? Alfonso Cepeda Salas, asistieron a la Casa de Transición con el Presidente Electo.

Desde luego que esta visita puede tener muchas lecturas, pero no la categoría de ‘retrograda’ porque el tabasqueño llegado a presidente no ha planteado ningún tipo de sometimiento, solo lo que está legalmente establecido en el marco específico.

Es claro que no solo para la estructura actual del SNTE, sino también para los “Maestros por México”, fundación de la chiapaneca Elba Esther Gordillo y los mismos integrantes de la CNTE, el futuro sigue siendo incierto.

Aunque la mayoría de esos más de dos millones de afiliados al Sindicato Oficial, el SNTE, en un alto, muy alto porcentaje se han manifestado apolíticos de su propio sindicato, su gremio. Y pudiéramos especular sobre las múltiples razones de esta actitud.

No podemos obviar el día que apresan a Elba Esther, los maestros no se movieron ni un ápice a su favor, aunque el mismo Gobierno Federal, esos finales de febrero del 2013, temeroso de movimientos magisteriales en el país, tenía replegado todo su aparato represor en espera de indicios para liberar o protestar por la detención de la Comiteca.

No es engañosa esa conducta de los maestros, porque lo mismo sucedió en 1989, cuando Carlos Jongitud Barrios entregó el SNTE a Elba Esther Gordillo, luego del ‘Quinazo’, nadie, ningún maestro del país levantó la voz en favor del potosino que desde 1972 estaba en la Silla del Poder del SNTE.

¿Por qué esta vez los maestros debieran estar contra Gordillo o, a favor de ella? Los maestros del gis, no del escritorio, han demostrado la disciplina al trabajo, a la no intervención contra de los ‘líderes’.

En esto de la institucionalidad, de la disciplina a la escuela, al trabajo, tiene mucho que ver las escuelas normales, que fueron quienes les formaron para el trabajo.

¿Cuántos maestros recién egresados renunciaron a su cómoda vida citadina para ir a trabajar a las zonas rurales e indígenas del país? Incluso vale la pena preguntarse sobre las incomodidades que tuvieron que pasar hijos de familias de una clase media, para llegar a lugares en la montaña, conociendo animales y alimañas que solo veían en la televisión.

¿Cuántos regresaron a la comodidad de su hogar familiar por considerar prioritaria su labor de maestros? Actitud nada comparable con otras profesiones.

Percibo a los maestros de México como profesionales de la pedagogía, apolíticos en su mayoría, pero para nada con ese verbo o adjetivo que los ubica como enemigos del progreso: retrógradas.